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Protrusión de la glándula del tercer párpado

La glándula del tercer parpado es una glándula lagrimal accesoria presente en varias especies de animales, entre ellos el perro y el gato.

Se cree que esta glándula es responsable por la producción de 35 a 40% de la cantidad total de lagrimas que baña al ojo. Siendo así, es muy importante conservar la salud de esta glándula.

 

¿Cómo se presenta la protrusión de la glándula?

La protrusión de la glándula del tercer párpado, es una alteración bastante frecuente y también es conocida como “ojo de cereza”.

De carácter hereditario, se presenta comúnmente en perros jóvenes, menores de 1 año, en los que existe una debilidad en el tejido que rodea la glándula. Puede tener una presentación uni o bilateral.

 

Signos de la protrusión de la glándula

Puede verse claramente una masa de color rosado/rojo intenso que llama la atención, apareciendo por detrás del tercer párpado, en el ángulo nasal del ojo.

Pueden acompañar a este problema un aumento de la secreción ocular, lesiones sobre la córnea y, en caso de permanecer sin solución por mucho tiempo, pérdida de tejido normal de la glándula, llevando a alteraciones de la película lagrimal.

 

Diagnóstico de la protrusión de la glándula

Durante la consulta oftalmológica, el veterinario puede evaluar el posicionamiento de los párpados utilizando un agente anestésico tópico, diferenciando la protrusión de la glándula del tercer párpado de otras enfermedades que se pueden presentar en esta estructura.

Además, es sumamente importante investigar el estado de las córneas del paciente y descartar la presencia de úlceras o autotraumatismos derivados de la irritación provocada por la exposición de la glándula del tercer párpado.

 

Tratamiento de la protrusión de la glándula

El tratamiento de esta condición es siempre quirúrgico. En general, se recomienda la reposición y fijación de la glándula lo más pronto posible, para evitar mayores daños al tejido glandular, evitando así el compromiso a largo plazo de la producción de lágrimas.

El uso de antiinflamatorios tópicos y la reposición manual de la glándula pueden ser usados como métodos paliativos en cachorros, por ejemplo, hasta la finalización de su plan vacunal, cuando puede ser más recomendable la cirugía definitiva.

 

Cuidado postoperatorio

El cuidado postoperatorio es sencillo, con medicación antiinflamatoria y antibiótica tópicas (colirio).

Algunos pacientes tienden a tocarse las suturas y, para evitar cualquier desplazamiento, puede recomendarse el uso de un collar protector de 14 a 21 días.